Opinión

Cómo inventar una poetisa

Cuando necesito temas para una nueva historia y me acecha la sombra apocalíptica de la falta de ideas, recurro a un método que suele ayudarme. Me pongo a navegar por el plano de Buenos Aires. Allí, en las calles o paseos porteños, puede aparecer un nombre que esconda algún relato que me ayude a salir del paso. En efecto, en uno de estos recorridos cartográficos encontré, a dos cuadras de las Barrancas de Belgrano, una rambla, con buenos ojos podría ser una plazoleta, denominada César Tiempo.

Ubicada en medio de la Avenida Virrey Vértiz en la intersección con Virrey del Pino y del Libertador, este angosto espacio verde rinde tributo a quien fuera un notable escritor, poeta y periodista porteño de origen ucraniano, cuyo nombre original era Israel Zeitlin.

César Tiempo, integrante del grupo Boedo y creador de una poetisa imaginaria llamada Clara Beter

El nombre de Tiempo en ese plano porteño produjo un destello en mis recuerdos que iluminó una historia que creía haber perdido en algún rincón de la memoria. El hecho, verídico, me lo había contado mi suegro Héctor varios años antes y tenía que ver, además, con el barrio donde el padre de mi señora es casi un ciudadano ilustre y donde yo vivo hace 20 años: Boedo.

Resulta que Boedo se llamó también un grupo literario que se vinculó con esa barriada en la década del ’20 del siglo pasado. No soy experto en literatura, pero he leído que esta cofradía de intelectuales entendía la escritura como una herramienta para expresar los claroscuros de la realidad social.

Pues bien, con apenas 20 años, César Tiempo soñaba con ser parte del comprometido staff de la revista Claridad, emblema del grupo Boedo. Pero Elías Castelnuevo y otros referentes del grupo, no lo consideraban lo suficientemente talentoso y menospreciaban lo que el muchacho escribía.

Entonces, el bueno de Tiempo tuvo una idea brillante: no solo escribiría un nuevo poema, sino que inventaría una poetisa. Así, el escritor compuso unos versos que firmó con un nombre femenino: Clara Beter. De la escritura descarnada de la obra se desprendía que la autora era una prostituta de origen ruso que padecía los rigores de su oficio en la ciudad de Rosario. La fragilidad de la mujer y el oscuro realismo que transmitía cautivaron pronto el espíritu de los integrantes de Boedo.

Portada de la revista <I>Claridad</I>. Llevaba la antorcha de la actitud combativa del grupo de Boedo

La invisible joven escribía desde una pensión rosarina. Pero en realidad, ahí vivía Manuel Kirshbaum, amigo de Tiempo, que era el que copiaba y enviaba los poemas de la presunta Beter escritos por el poeta ucraniano. Porque aquella prostituta imaginaria continuó enviando poemas, estimulada por cartas anhelantes de los hombres de Boedo. A tal punto que, con toda su obra, en 1927 la editorial Claridad publicó el libro Versos de una…, unánimemente aclamado por la crítica.

Poco después de publicado el libro, Kirshbaum comete la imprudencia de enviar a Claridad unos versos de Beter escritos a máquina. Eso hace sospechar a Castelnuevo -¿una mujer sometida a la prostitución tiene a mano una máquina de escribir?- y envía a dos emisarios a la pensión rosarina para constatar el domicilio de la poeta. Por supuesto, estos dos hombres, Emilio Blotta y Abel Rodríguez, no la encuentran allí.

Portada del libro de Clara Beter, Versos de una... , que en realidad es obra de César Tiempo

Es más, cuando César Tiempo recuerda su travesura en su libro Clara Beter y otras fatamorganas, del año 1974, añade que los dos hombres se empecinaron en encontrar a la mujer en los barrios bajos rosarinos. Incluso Rodríguez, al ver a una trabajadora sexual escribiendo, la abordó: “¡Vos sos Clara Beter!, -saltó tomándola por los hombros, e intentó besarla a los gritos de-: ¡Hermana! ¡Hermana! ¡Venimos a salvarte!”.

Finalmente, cuando el libro de Beter se presentó para un concurso municipal de poesía, César Tiempo debió reconocer su autoría. Y la magia se terminó. Castelnuevo reconoció en la revista Izquierda que todos en Boedo habían sido engañados. “Lamentamos que la prostituta haya resultado, al fin, un prostituto”, escribió. Pero ya no menospreció el talento de su colega Tiempo, a quien la ciudad homenajea con esa plazoleta en Belgrano que disparó el recuerdo de su broma genial.

Integrantes del Grupo Boedo en la Editorial Claridad: desde la izquierda, sentados: 1º Antonio Zamora, 3º Roberto Arlt, 5º Cesar Tiempo, 6º Raúl González Tuñon

Fuente: LA NACION (extraído usando lector RSS).



Espacio Publicitario


Comentarios


Dolar Hoy

Publicidad

...

Radio en Vivo

Programacion

AHORA EN VIVO

Programa en vivo
2025-11-17 09:44:15

Descargar APP

LLEVANOS EN TU CELU

Noticias que te pueden interesar

...
Cómo inventar una poetisa

2025-11-17 04:00:09

...
Seis martes

2025-11-17 04:00:09

...
Nuevo mapa de Nueva York: la atípica coalición de votantes que llevaron al triunfo a Mamdani

2025-11-16 04:00:07

Info Radio

Cool Calamuchita

5493571617984

contactocoolradio@gmail.com

Seguinos
Foto Noticias

© Cool Calamuchita. All Rights Reserved - Desarrollo QueStreaming.com

Radio Inicio Noticias Contacto